jueves, 19 de marzo de 2009

La Piedra Filosofal


San Pablo
Un Demonio, embriagado de ira violenta y sediento de sangre inocente, llamado Saulo de Tarso, fue en un inicio, un activo perseguidor de los cristianos bajo la influencia de los fariseos, luego por medio de la gracia divina, aconteció que un día entre los días, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; Desde ese momento la luz fue con el, fue llamado Pablo y se convirtió en el más excelso teólogo del Cristianismo, en el más importante de sus misioneros y en un irreprochable y divino Hombre de su tiempo, al ser uno de los apóstoles más activos de Jesucristo.

Teología de Pablo

El poder del Espíritu
-Quién puede conocer lo más íntimo del hombre, sino el espíritu del mismo hombre? De la misma manera, nadie conoce los secretos de Dios, sino el Espíritu de Dios.
-Nosotros no hablamos de estas cosas con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el lenguaje que el Espíritu de Dios nos ha enseñado.
-El hombre superficial y material no valora lo que viene del Espíritu de Dios: es una locura para él y no lo puede entender nada, porque para juzgarlo necesita del Espíritu.
-El hombre espiritual, en cambio, todo lo juzga, y no puede ser juzgado por nadie.
-Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de los inteligentes, Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres
El justo juicio de Dios

2:1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
2:2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
2:3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?
2:4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
2:5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
2:6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:
2:7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
2:8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
2:9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,
2:10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego;
2:11 porque no hay acepción de personas para con Dios.
2:12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados;
2:13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.
2:14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,
2:15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 2:16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

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