viernes, 24 de abril de 2009

NINA SONCCO, Los sueños del condor azul II

El Sueño de Silvia y Carmela

Pasados tres años de la Muerte de Carmela, una noche entre las noches, soñé que anduve caminando por unas calles oscuras, en compañía de Silvia, donde los árboles parecían danzar tristes melodías, en medio de la oscuridad que abatía cruelmente ese lugar, observe a los lejos una luz que resplandecía, Silvia se me adelanto en veloz caminar y recogió aquella luz con sus propias manos, resulto que esa luz, era una balanza de oro que resplandecía como una estrella. Silvia con la balanza en sus manos, me miro fijamente a los ojos, en ese momento la balanza se inclino a la derecha, y debajo mió desapareció el piso y comencé a caer, la caída parecía interminable, hasta que por fin caí en una piscina de aguas tan cristalinas, que observe las burbujas brillantes emerger a la superficie, delante de mis ojos.
Una vez fuera de la piscina, el sol brillaba, sobre mi cabeza, cuando una silueta de mujer, resplandeciente como luna, se acerco a mí y me dijo: - Eh venido a visitarte ¡oh, el mas querido de mis hijos¡. Cuando pude apreciar su rostro, me di con la dichosa sorpresa que se trataba de Carmela; y le respondí: - pero como, ¡amada madre de mi madre! as venido a visitarme, ¿acaso no estas muerta?, a lo que ella respondió: - ¡Mujer fui, ahora espíritu soy!, obtuve el permiso del administrador del universo, para venir esta noche a visitarte en tus sueños, lleno de alegría, alce mis brazos para abrasarla, entonces entendí, que el espíritu no se puede sostener con manos de carne y hueso, contemplándola le pregunte: ¿Mamama, te encontraste con aquel amante tuyo, y padre mió, ese que anduvo perdido y que Silvia nunca conoció?, Carmela, suspirando profundamente, me respondió: - Es un largo camino, el que las almas emprenden, en su viaje de vuelta al padre, y el me lleva amplia delantera. Por mas que lo busque, aun no lo e podido ver; yo, haciendo esfuerzo, para comprender aquellas palabras, le dije: - Descríbeme ese camino del que me hablas, quiero saber que es lo que le espera al hombre nacido de mujer, después de abandonar este mundo; Carmela levantado la mirada al firmamento, me dijo: - As de saber, hijo mió, que el camino para llegar al cielo, es semejante a unas escaleras, que conducen a las personas, por una casa, de la parte baja hacia las altas estancias, cada escalón es un mundo, en el cual vas purificándote y aprendiendo nuevas verdades acerca de la creación, por suerte, allí están los Ángeles, hermosos y obedientes seres de luz, fieles a dios como un perro a su amo, los cuales nos van guiando y enseñando el camino, y nunca nos dejan solos. Lleno de esperanza, ante esas revelaciones, exclame: Que alegría traen a mi corazón tus enseñanzas, amada madre, quiero que vengas siempre a visitarme y me cuentes todo cuanto aprendas en tu viaje; Carmela sonrió y me dijo: Hijo mió, esta será la ultima vez que te visite, pues es hora de que suba al siguiente escalón, donde nos tienen vedado el venir a esta tierra de los vivos; solo una vez mas, me será permitido volver, el día que venga a recoger a la tía Yoli, para librarla de su triste y solitaria vejes, pues esa tarea me a sido encomendada, por los numeres celestiales. Llore al comprender sus palabras, pero lleno de esperanza, de que algún día entre los días nos volveríamos a ver, deje que se vaya. A la mañana siguiente, apenas rayo la luz del alba, desperté y fui al cuarto de Silvia a contarle mi sueño.

2 comentarios:

ANDRE RAFAEL dijo...

Todos los hombres sueñan, pero no del mismo modo. Los que sueñan de noche en los polvorientos recovecos de su espíritu, se despiertan al día siguiente para descubrir que todo era vanidad. Más los soñadores diurnos son peligrosos, porque pueden vivir su sueño con los ojos abiertos, a fin de hacerlo posible. (Lawrence de Arabia). ANDREAS

Jor Iriondo dijo...

Yo soy un soñador a tiempo completo..Diurno y nocturno ;)