miércoles, 27 de mayo de 2009

Ave Maria

"Estrella del mar e iluminadora" Ave Maria, gratia plena,
Dominus tecum,
benedicta tu in mulieribus,
et benedictus fructus ventris tui Iesus.
Sancta Maria mater Dei,
ora pro nobis peccatoribus,
nunc, et in hora mortis nostrae.
Amen
El Ave María es una tradicional oración católica dedicada a María, la madre de Jesús. La oración tiene fundamento bíblico en el Evangelio según san Lucas y es la oración principal del rosario.
Está compuesta por dos partes. En la primera, se citan dos pasajes bíblicos: la Anunciación del Nacimiento de Jesús por el Arcángel Gabriel a María: «Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo» o literalmente: «¡Alégrate! llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28). El otro pasaje bíblico es el saludo que el Espíritu Santo inspira a Isabel, cuando María va a visitarla « ¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!» (Lc 1, 42) La segunda parte es una petición tradicional de la piedad cristiana, en la que el orante requiere la intercesión de María como Madre de Dios: «Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén».
Simbologia de Maria
El nombre de María es interpretado por santo Tomás como "Estrella del mar e iluminadora" de los navegantes que andan por el mar proceloso de este mundo: "El nombre propio de María, dice, se interpreta estrella del mar e iluminadora, y en su lengua significa Señora, por lo que en el Apocalipsis se pone la Luna bajo sus pies"
Luz, "porque en su alma no existieron las tinieblas del pecado ni de ignorancia; porque guía y conduce a los que andan por el mar proceloso de este mundo; porque así como su Hijo ilumina al mundo entero, así ilumina Ella a todo el género humano, porque esparce y comunica por todas partes los rayos de su gracia, a todos es propicia y misericordiosa, y como el sol respecto de los colores, así Ella es madre de las virtudes, la más resplandeciente de las criaturas y consuelo de los hombres"
Aurora, pues es el límite entre el Viejo y el Nuevo Testamento, como la aurora entre el día y la noche
La llama también día en contraposición a Eva, que fue la noche del mundo

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